MEDIR PARA TRATAR
Ana Minguez Martí, Farmaceútica del dolor del CHGU de Valencia
Para poder tratar el dolor, necesitamos medirlo con las herramientas validadas.
El dolor sigue siendo subestimado e insuficientemente tratado en los niños, por lo que por lo que para tratarlo se hace necesario identificarlo, localizado, cuantificarlo y reevaluado.
El tipo de dolor: Agudo (resultante de una patología aguda o como consecuencia de un procedimiento médico) o Crónico; su causa determinada, y la edad y el desarrollo cognitivo del niño, influyen de forma determinante en la evaluación de su dolor (1,2,3). Hay consenso en considerar que la intensidad del dolor autoinformada, es el estándar de oro para niños mayores de 6 años; sin embargo, para los niños más pequeños, el uso de escalas de dolor de comportamiento es obligatorio (4,5).
Existen numerosas escalas de dolor validadas de acuerdo a una metodología específica y para un contexto específico (4,5) Algunas escalas son polivalentes y han sido validadas por varios estudios en diferentes contextos. Algunas escalas miden las molestias del recién nacido o del bebé.
La herramienta ideal de evaluación del dolor infantil debe ser sensible y libre de sesgos; con buena consistencia interna, buena confiabilidad entre evaluadores y buena validez de constructo y discriminante; ser fácil de entender y usar para todos los niños y para todos los tipos de dolor en todos los entornos clínicos. (5,6). Ninguna escala tiene todos estos atributos, y muy pocas escalas poseen criterios de validez sólidos y son polivalentes. Las escalas de dolor agudo por procedimiento en niños desde el nacimiento hasta la adolescencia validadas para su uso (4,6,7) según la bibliografía recopilada se enumeran a continuación en función de la edad del niño y su desarrollo y estado cognitivo.